Escribir un primer borrador es como abrir la puerta a una tormenta creativa. Las ideas fluyen sin filtros, la voz se prueba a sí misma, las frases se amontonan buscando su lugar. En esa primera versión hay vitalidad… pero también desorden.
A menudo, el texto nace con una mezcla de intuición y urgencia. Es normal. El primer borrador no está hecho para ser perfecto, sino para existir. Pero en medio de esa energía también pueden aparecer ciertos desajustes:
Frases que repiten una misma idea sin necesidad.
Pasajes que suenan claros solo en la mente de quien escribe.
Cambios de tono que reflejan vacilaciones o búsquedas aún abiertas.
No son errores: son señales. Indicios de que el texto está creciendo y necesita una segunda mirada que lo acompañe.
Revisar un primer borrador no es corregir lo que está mal, sino escuchar lo que el texto está tratando de decir con más precisión y claridad. Es una etapa de afinación, de lectura atenta, de respeto por lo que ya está y por lo que todavía puede llegar a ser.
En Tres Huellas acompañamos ese momento con sensibilidad editorial; entendemos que cada desajuste es, en realidad, una invitación a descubrir el verdadero tono, la forma justa, la palabra exacta.
Tu primer borrador no es un punto de llegada: es el punto de partida para que tu texto encuentre su mejor versión.
¿Tienes un primer borrador y no sabes por dónde empezar a revisarlo? En Tres Huellas te damos herramientas para leerlo con otros ojos y avanzar con claridad.