Celebrando el Día del Libro Electrónico

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Cada 4 de julio celebramos el Día del Libro Electrónico, y más allá de los dispositivos y las plataformas, esta fecha es una invitación a mirar de cerca el proceso que da vida a estas obras digitales. Porque detrás de cada ebook hay una historia que comienza mucho antes del primer clic.

Todo parte de una idea. A veces, es apenas una chispa: una imagen que se repite, una pregunta que no deja en paz, un personaje que aparece en algún rincón de la imaginación. Otras veces, la idea nace de un proyecto más estructurado, una propuesta editorial, una necesidad pedagógica. Pero en todos los casos, el inicio es el mismo: una intención de contar.

Lo que distingue al libro electrónico no es solo su formato, sino el abanico de recursos que puede desplegar. A diferencia del papel, el libro electrónico puede integrar audio, video, animaciones, enlaces interactivos, navegación no lineal. Y eso transforma la manera en que se concibe el contenido. No se trata únicamente de escribir, sino de diseñar una experiencia de lectura.

El desarrollo de un libro electrónico es, por tanto, un trabajo colectivo: las autoras comparten protagonismo con los diseñadores, las programadoras, editoras digitales, ilustradores, especialistas en accesibilidad. Cada decisión —desde la tipografía hasta el tipo de interactividad— moldea el modo en que se recibirá la obra. ¿Se leerá de principio a fin o se podrá saltar entre secciones? ¿Habrá sonidos que acompañen la narrativa? ¿Videos que expliquen o expandan lo leído?

Además, está la diversidad de soportes: lo que funciona bien en una tablet puede no lucir igual en un teléfono móvil o en un lector de tinta electrónica. Por eso, crear un libro electrónico es también un ejercicio de adaptación y equilibrio. Hay que pensar en pantallas, resoluciones, compatibilidades, pero sin perder de vista lo esencial: que haya una historia o un contenido que conmueva, que enseñe, que inspire.

En este Día del Libro Electrónico, celebramos no solo la tecnología que lo hace posible, sino también la creatividad que lo impulsa. Porque cada ebook es un puente entre la tradición de contar y las posibilidades del futuro. Y en ese cruce, todas las personas ganamos nuevas formas de leer, de aprender y de imaginar.